¡Hay couscous!

¡Oooh, qué descubrimiento! ¡El couscous! Me encanta. Estoy enganchada desde que lo probé ayer por primera vez para comer (qué risa, el cursillo acelerado que me dio Michelle por teléfono, porque llegué tardísimo a casa, con mucha hambre, y tenía que ser couscous). Mmmmmm... Ya simplemente con un chorrito de aceite (sésamo, oliva..) para que se suelte el grano --que por cierto, es trigo-- y una pizca de herbamare, está que te pasas de rico. Y si lo acompañas con cualquiera de los amigos de su círculo, las verduras, ni te cuento. Yo esta tarde merendé un bol de couscous, que acompañé con unas pocas verduras salteadas (brócoli, espárragos trigueros y ajo tierno) que me sobraron de la comida del mediodía. Tan rica y veganamente ;-)

Por cierto, para quien quiera preparar couscous y no sepa cómo hacerlo: 2 medidas de agua (o caldo) x 1 medida de couscous. Cuando hierva, se apaga el fuego, se retira la olla del fuergo, se añade el couscous, y se deja reposar 5 minutos tapado. Me recuerda a la preparación de los fideos chinos de arroz.

Las verduras últimamente, y siguiendo las pautas de alimentación de la dieta del siglo pasado (padres, abuelos..) que nos explica tan bien nuestra amiga Xesca, las preparo primero hervidas/cocidas (las voy picando y echando directamente al agua en la olla que se va calentando al fuego, y cuando hierve, añado sal y dejo las verduras aprox. 5 minutos, es decir, al dente); entonces las saco con la espumadera, y las paso a mi sartén de cerámica, con un chorrito de aceite calentito, y allí las salteo o las "mareo", como dice Xesca y que me pareció muy ilustrativo.