15.12.12

We, witchlets

Partiendo de la base que para mí ser "bruja" es ser una mujer salvaje y sabia que ha entroncado con su naturaleza creativa e intuitiva, con su psique femenina más profunda, cuando hablé de una madre que es una "bruja mala", I did mean it, but I didn't mean what the cultural imaginery may have brought to your mind as readers or listeners. Lo que quise decir no es ninguno de esos adjetivos peyorativos con que la historia se ha referido a las mujeres que bebieron y legaron una sabiduría ancestral y matrilínea, sino a una mujer, una de las brujas, y en este caso madre a su vez, que no supo hallar el camino de vuelta hacia el territorio vasto y virgen de su verdadera naturaleza, una bruja que se volvió "tóxica" para su comunidad, que se volvió una madre torturadora bajo una piel de víctima, y probablemente, dije también, una madre derrotada en su psique profunda aun sin reconocerlo; en definitiva, una madre "que no ofrece nada".


Para algunas plantas es demasiado tarde si se empeñan en usar su savia para crecer retorcidas y bocabajo. 
Sin embargo, la Vida siempre se abre camino, y encuentra maneras de liberar brotes tiernos y sanos que, con suerte y con una naturaleza auténtica, hallarán la manera de medrar más allá del tronco seco. Y, con un poco más de suerte, la manera de reencontrarse. Éste es el caso de las hermanas "desnaturalizadas" del cuento de Vasalisa. A pesar de un núcleo tóxico, prosperaron y fueron felices, y alargando sus raíces en la recuperación del legado ancestral, fueron capaces de reencontrarse a nado en aguas del río subterráneo y nada turbio que riega los territorios de estas mujeres sanas, fuertes, sabias y salvajes. Brujas!



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