26.12.11

El hilo de Ariadna


Otra vez, me arrojo. Al suelo firme, la tierra seca, y los límites del camino. Lejos de lo inabarcable, lo inestimable, de la infinidad de posibilidades, la vastitud. Es mi naturaleza la que me salva, como el hilo de Ariadna a Teseo, y así con mi corazón atado al dedo igual que un globo logro siempre salir del embrollo, el meollo, la morralla, el laberinto donde me adentro en mi afán infatigable e interminable por llamar a cada cosa por su nombre, interpretando señales y trotando tras mensajes que den significado a cada tramo del camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario