29.10.11

¡No temáis al lobo feroz!



Las mujeres que corren con los lobos obviamente no tienen en el lobo, al que los cuentos tradicionales (jarabe de palo para las niñas, para que teman su sexualidad, sus impulsos y las ganas de agitarse libre de su cola de loba) pintan como feroz y traidor, a su íntimo enemigo. Los lobos y las mujeres inconformistas, dice Pinkola-Estés, comparten unos arquetipos instintivos semejantes, y como tales, se les considera erróneamente poco gratos, total y congénitamente peligrosos y voraces. 
Creo por mi experiencia que no es casualidad que se haya querido saquear, expoliar y reestructurar nuestra naturaleza salvaje, y que las mujeres salvajes nos fragüemos en circunstancias poco gratas y territorios yermos para nuestra naturaleza. Y ese "depredador psicológico" (¿Vieron que siempre hay adultos más boludos aún por conocer?, decía con toda la razón y su sentido del humor mi amiga Caro) es el verdadero enemigo de las mujeres salvajes desde hace miles de años. Ése es el enemigo traidor y feroz a abatir. No con las armas, ni las malas artes. No a su manera. Sino con la risa, la irreverencia, los huesos fuertes, el espíritu sano, la mirada en llamas. Con nuestra vida insurrecta.
Como dice un proverbio zen que leía hoy en mi agenda de maitena, "Ningún copo de nieve cae en el lugar equivocado." 

28.10.11

El fuego de Tabiti



"Home is where the hearth is"
Es un íntimo aquelarre entre el legado antiguo de una memoria ancestral y mi naturaleza instintiva de mujer salvaje el que salta y brilla y siente adoración por el fuego, la lumbre, el hogar (hearth), y predilección por las tareas de cultivar, recolectar y cocinar los alimentos que entre el jardín y la cocina se llevan a cabo a su alrededor.

El corro de las brujas ríe mientras baila, en un alboroto de pelos blancos, rojos y naranjas, alrededor del fuego. Arden las puntas de las faldas de las brujas con las chispas del fuego crepitante, crujiente, del caldero. 

27.10.11

Si los pájaros vuelan y las hojas de los árboles se mueven...


Vine a la biblioteca con mis papeles y mis bolígrafos, en mi cruzada personal contra el formato digital, en una vuelta al apetecible desierto de la página en blanco. Y a la entrada de la biblioteca, mientras devolvía unos libros y renovaba otros, tuve una conversación sobre hojas y pantallas. El bibliotecario, ¡el bibliotecario!, me habló con entusiasmo de los tablets (libros digitales de amazon), con librerías virtuales donde con un toque del dedo puedes sacar virtualmente el libro que elijas de la estantería, y leerlo, pasando las páginas igual como si de un libro de papel se tratara. El color sepia, el satinado, el mate... me explicaba, cada vez más entusiasmado, ¡el bibliotecario, que pensaba yo sería un romántico de los libros, un nostálgico de la tinta, la hoja y los grafos!, imitan absolutamente el aspecto de las páginas de un libro real. ¡Pero no hay color!_me dice_. En los cuentos virtuales los pájaros vuelan, las hojas de los árboles se mueven...
¡Ah! Si los pájaros vuelan y las hojas de los árboles se mueven, ahí ya no tenemos nada que hacer, mis queridos libros, mis queridas hojas, mi querida y leal tinta con una historia conmigo, mis versos... Si los pájaros vuelan y las hojas de los árboles se mueven, ahí cesó la imaginación, la ensoñación, la creatividad... el cerrar los ojos e imaginar, el recrear paisajes mientras nos leen, mientras leemos, el avanzar por visiones según escribimos, avanzar hasta tocar la esencia de lo que estamos viendo, e intentar describirlo con el máximo detalle posible... a veces con lo mínimo. Pero claro, lo estamos viendo internamente. Estamos viajando internamente. El cerebro está creando, imaginando, fantaseando. Con los libros virtuales se acabó el ejercicio de la creatividad para el cerebro, para el espíritu. Aquí ya pasamos a procesar, a interpretar los datos externos que estamos visualizando. Pasamos a sacar partido de nuestro cerebro como la computadora que a menudo se dice que es, usándolo para cifrar y descifrar el nuevo lenguaje audiovisual, codificar y descodificar el sistema multimedia, interpretar estímulos y emitir respuestas, todo conmensurable, medible, datable.
Los pájaros que vuelan y las hojas de los árboles que se mueven podría pasar por FANTASÍA, pero es CIENCIA FICCIÓN.


Corazón de viaje


CORAZÓN DE VIAJE

Y cuando todo se desmorona
no es tiempo_¡Óyeme!_
de, en un sálvese quien pueda,
agarrarse a un clavo ardiendo
y sí de quedarse quieta,
muy agarrada a la propia alma
                                              en vilo.

Y cuando la tormenta pase,
porque pasará seguro, comprobar
que no dar un paso fue no dar un paso
en falso, que no cambiaste al tuntún
ni una estrella de sitio,
que no malvendiste tus palabras
entre dimes y diretes, que apretar
los dientes no te aflojó la sonrisa,
que amaneces a flote
de tu corazón de viaje...

                                     Samanta Vega


24.10.11

SOFT CARESS OF HER FURRY PAWS


Y cuando el tumulto ha pasado, volver. Para oler las viejas cosas, las propias huellas... Volver al mismo escenario ahora que se quedó vacío de ruido, de gente, de palabras... y ver qué se tiene en pie después de todo, a pesar de todo, y por sí solo. Respirar el mismo aire y comprobar qué emociones despierta ahora. Abrir la boca y, con la misma voz, ver qué gente acude ahora.
Desaparecer para reaparecer más adelante, como el Guadiana. Como el río que no cesa. El río que corre subterráneo. El río que fluye hacia la naturaleza salvaje que habita dentro.

Auuuuu auuuuuu