9.3.11

La Loba Tabiti




¿ Recuerdan la entrada que publiqué en diciembre bajo el título: " Maruja vs. Mujer-Tierra " ? Ya en su día me encontré con que poca gente lo entendió, y con que la mayoría entendió lo que le dio la gana. Yo creo que nadie escuchó lo que yo estaba diciendo, y que empezaron a leer con sus propias ideas preconcebidas en la cabeza, y desde allí hilaron todo mi discurso. Igual pasa a veces cuando uno saca un tema de conversación y a los demás nos falta tiempo para irrumpir, interrumpir, cortar y llevar por otros derroteros la conversación más acordes con las historias personales y opiniones más profundas que teníamos guardadas para explicar en algún momento y que el tema que sacó nuestro amigo, etc. fue propicio para sacar ... Y el resultado es que se acaba hablando de otras cosas, interesantes también, seguro, pero que no eran lo que nuestro amigo, etc. quería comentar: eso es lo que menos se oye. Pues igualito me pasó a mí con este tema.

Y ayer, con motivo del Día de la Mujer Trabajadora, leo un artículo escrito por Héctor Abad ( Colombia, 1958, licenciado en Literatura moderna en Italia; tras unas circunstancias familiares y personales adversas_el asesinato de su padre a manos de un grupo paramilitar, y su vuelta a Italia por amenazas recibidas_, logra regresar y reside en Bogotá desde 1993 ), y que se ha difundido en varios blogs, alguno de ellos que sigo.

Es un artículo encomiable que hace una defensa profusa y con razón de las "nuevas mujeres", esas que salen todos los días para traer el sustento a su casa, esas "mujeres bravas" que se atreven a discutirle al hombre, las que no se someten y protestan, estas que "exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan, y solo se desnudan si les da la gana." Estas que "estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa [...]" Las que "ya no se dejan mantener, que es otra forma de comprarlas", con quienes es posible mantener "una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado", y que "trabajan tanto como nosotros" [...]

Personalmente, me siento excluida. Y lo que me da rabia es que me siento excluida porque directamente no figuro. O no figuro tal y como yo me siento: una Mujer "sabia para vivir y para amar", capaz de dar "un consejo sensato, o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices"; una Mujer "brava", "desafiante", "y, por eso mismo", "estimulante", "entretenida"; una Mujer que da "ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento". Una Mujer cuya naturaleza, que es todas estas cosas, gira entorno a su hogar y su familia. Una Mujer Tierra. No una Maruja, que, como dije aquel día, no tiene que estar necesariamente en casa. Con los "nuevos" tiempos, muchas de esas "nuevas" mujeres en realidad son las mismas Marujas de siempre, solo que estas de estas "nuevas" generaciones ahora, en lugar de rajar de la vecina de enfrente mientras riegan los geranios por el patio de luces, ahora lo hacen sentadas en su silla de la oficina, en la sala de profes, o en la cafetería a la salida del trabajo. Es el mismo patrón o prototipo de Mujer Maruja de antaño, solo que ahora habita hábitats diferentes. Y por haber ocupado en su día las tierras en que vivió, vive y vivirá la Mujer Tierra, se cree ahora, en el mismo conocimiento del mundo interior, creativo y salvaje de la mujer que se tenía entonces, que el chascarrillo, las telenovelas, los rulos, el catetismo, la rutina, la insipidez, el aburrimiento y la miseria personal es el modo de vida que se estila por esos parajes de la psique femenina.

Porque yo, que tengo estudios universitarios, años de experiencia, responsabilidad y profesionalidad en mi trabajo, compromiso en mi labor como profesora, cobro un buen sueldo, tengo buenos horarios..... soy La Loba, la Mujer Salvaje, esa Mujer Tierra a la que me refiero, Tabiti, protectora del fuego, el hogar, la familia, y la naturaleza salvaje.... y no lo puedo evitar. Lo llevo en los huesos. Mi alma tira con todas sus fuerzas hacia tierras antiguas y legados ancestrales. Voces del desierto al hilo de los tiempos, "en el pasado que ha huido de la tierra", como dijo el poeta, que vale la pena escuchar, rescatar, recuperar... "pelo a pelo, hueso a hueso". Y sobre esta energía basal ir reconstruyendo tanto que se fue deshaciendo en el mundo...

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