19.9.11

Que no hay caminos... sólo estelas en la mar.

Él sería lo último que haría.
Yo sería lo último que hubiera hecho.
Pero a veces los hombres
hacemos de primeras
justo aquello que se espera de nosotros
                 tan sólo en último término.
Porque, aunque no queramos,
somos seres de pasiones
y, pese a lo que digamos,
acabamos siempre adaptando nuestros proyectos
              ¡tan grandes, uy! ¡tan perfectos!
a nuestros sueños personales.
Y no hay nada de malo en ello,
porque vivir no es vivir
si se vive con el corazón en un brete.
Y que no hay caminos
              dijo un poeta
sólo estelas en la mar.

Samanta. Después de las brasas... no viene el silencio. invierno 1995/ primavera 1996.


13.9.11




El lleno, los huesos, los hilos,
el norte, el movimiento...

Agradezco a los dioses, 
quienes quiera que sean, donde quiera que habiten, 
mi Alma indomable.
¡Y te agradezco a Ti mi Vida insurrecta!


10.9.11

¡Siempre adelante!

"Quien avance con confianza en la dirección de sus sueños,
conocerá un éxito inesperado en la vida cotidiana." (h. D. Thoreau)


Y si dudo de mí, remar...
y si se me ocurre
que lo que preveo
no es sino un espejismo,
una ilusión,
remar...
Y si dudo de mi cordura,
siempre me queda el corazón,
y no olvidarme de remar...
¡Remar! ¡Siempre remar!
¡Siempre movernos...
hacia adelante!
Nuestra inquietud, esta zozobra
insoportable, esta desazón
que quema dentro
y desajusta, duele más
bajo un sol de justicia
en este desierto que atravesamos ahora...
Seguro es más fácil arriar bandera
y esconder la proa en las olas,
sumergir ideales y valores...
y nadar a favor de la corriente...
¿Más fácil...? ¿Para Nosotros? ¿Seguro...?
Me pregunto qué duele más.
Y si duelen las dos,
¿no vale infinitamente más la pena
arriesgar la misión
y surcar las aguas
en busca de un mundo nuevo?

Venid, amigos míos,

no es demasiado tarde para partir en busca
de un mundo nuevo
porque sigo teniendo el propósito
de bogar más allá del sol poniente
y si hemos perdido esa fuerza
que otrora movía el cielo y la tierra,
lo que somos, lo somos;
corazones heroicos y del mismo temple
debilitados por el tiempo y el destino,
pero fuertes por la voluntad
de buscar, luchar, encontrar y no ceder.

           (Extracto del poema "Ulyses" de Tennyson).